La semana pasada escribía sobre reinvención de modelos existentes. Esta semana toca sobre un ejemplo de cuando la reinvención del modelo «de siempre» no funciona, al menos como se ha tratado de implantar.
Antes, cuando la música se consumía y comercializaba ligada a soportes físicos, las discográficas contaban con potentes departamentos de promoción, una de cuyas labores era llevar discos a las emisoras de radio y conseguir que ciertos temas se reprodujeran el mayor número de veces, entendiendo que a más reproducciones más ganas le entrarían al oyente a acercarse a una tienda y comprar el pedazo de plástico necesario para hacerse con el contenido. Las emisoras de radio se financiaban gracias a la publicidad insertada, y las discográficas mediante la venta de discos. Hasta aquí todo funcionaba.
Luego llegó Internet y la posibilidad de adquirir ese contenido desligado del soporte físico, y de comprar los temas por separado (sin tener que comprar un disco entero para tener una sola canción), y de hacerte tu propia «emisora de radio» adaptada a tus gustos, y de…
A la vista de que se consolidaba la tendencia de escuchar la música más en Internet y menos en la radio, surgieron diferentes iniciativas en ese sentido, y Spotify destacó por encima de ellas, tanto por su modelo como por su extenso catálogo.
Spotify en su versión gratuita, trató de reproducir el modelo «de siempre» de las emisoras de radio de financiación mediante publicidad insertada en los contenidos pero, tratando de estirar el modelo más allá, pretendió que eso también supliera los ingresos que las discográficas dejaban de tener por la bajada en la venta de música en soportes físicos, pero claro, esto no funciona, como no habría funcionado antes.
¿Qué habría pasado si antes de Internet las discográficas hubieran pretendido que una parte significativa de sus ingresos viniera de llevarse parte de los ingresos que las radios obtenían por insertar publicidad en los contenidos? ¿Habrían tenido éxito? Yo creo que no, como no ha tenido éxito con Spotify.
Los cambios que ha anunciado Spotify tienen todo el sentido, por mucho que nos duela a los usuarios, pero no van a solucionar los problemas de la industria de la música. Esos son de mucho más calado, y vienen de cambios mucho más profundos que afectan al modelo de negocio, no sólo a la forma de promoción del producto.