La semana pasada vi la película The Insider (El Dilema en España), donde el protagonista describe el negocio de las tabacaleras como la venta de cigarrillos, a los que define como «nicotine delivery devices» (dispositivos para dispensar nicotina). Es decir, que el negocio real no era la venta de cigarrillos, sino «dispensar nicotina».
Y ayer, cenando con un familiar que lleva cuarenta años (sí, cuarenta, desde los 17, y lo que le queda) trabajando en la industria discográfica me vino a la cabeza esa idea de identificar claramente cuál es el negocio de una industria, y llegué a la conclusión de que el de las discográficas históricamente no ha sido la venta de música como nos querían hacer creer, sino la venta de soportes físicos, sean discos de vinilo, compactos, casetes, DVD, … de la misma forma que el negocio de Kukuxumusu (por poner un ejemplo) es la venta de camisetas.
Kukuxmusu trabaja en la diferenciación de su producto con un contenido (diseños) que lo hagan atractivo, lo posicione para un público determinado y que por tanto le permita vender muchas camisetas, …, igual que las discográficas han trabajado en unos contenidos (la música) que le han permitido vender muchos soportes físicos.
Pero claro, en el momento en que se generaliza el acceso a esos contenidos sin necesidad de esos soportes físicos la industria entra en crisis como cualquier otra industria a la que le desaparece el mercado.
Y me pregunto: ¿cuál es el negocio de la industria editorial? ¿Es la comercialización del contenido o la del soporte en el que hemos venido accediendo a ese contenido? Lo veremos a medida que el soporte deje de ser necesario para acceder al contenido. Yo creo que lo tengo claro, …, y me parece que no es muy diferente al de las discográficas.