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Mi participación en Foxize School: La importancia del Social Business en las empresas

Desde su lanzamiento sigo con interés la evolución de Foxize School. Me parece una forma innovadora de abordar realidades de siempre.

Cuando hace unas semanas Fernando Polo me invitó a participar en el documento colaborativo «La importancia del Social Business en las empresas» me hizo una doble ilusión. Primero por tener la ocasión de colaborar con Foxize School, y luego por recibir la invitación de Fernando, que sabe que puede pedirme (casi) lo que quiera.

Este es el documento, y esta es mi participación en él:

Desde su constitución, hasta su eventual disolución, pasando por las relaciones entre los propios empleados, con proveedores, clientes, accionistas y la sociedad en general, la empresa ha necesitado siempre abrir vías de comunicación para multitud de propósitos. E históricamente no solo ha sido muy eficiente haciéndolo sino que, en muchos casos, ha sido pionera en la adopción de herramientas de comunicación que hoy podemos ver obsoletas (teléfono, fax, correo  electrónico…), pero que en su día implicaron grandes cambios en la forma de relacionarse tanto internamente como con sus interlocutores fuera de sus paredes. Los que pasamos de los cuarenta recordamos la vida antes de Hotmail y cuando el correo electrónico corporativo no salía fuera de la empresa.

Ya es casi un axioma decir que hace no tantos años teníamos acceso a los mejores medios tecnológicos en los entornos profesionales y hoy, sin embargo, la última tecnología la tenemos mucho más accesible en nuestra esfera privada, incluso en nuestro bolsillo.

Lo mismo está ocurriendo con el uso que hacemos de esa tecnología. Y tiene sentido.

Seamos realistas. La curva de aprendizaje es siempre más rápida y eficiente para una persona que para una organización, y los riesgos de un aprendizaje inevitablemente basado en la metodología prueba y error mucho menores, sobre todo ahora cuando los propios medios de los que estamos hablando proporcionan una transparencia y una accesibilidad a la información que dan la máxima visibilidad a cualquier tropezón.

Los ya bastantes años que llevo trabajando para ayudar a las empresas a acelerar esa curva de aprendizaje y hacer que entiendan y abracen las oportunidades que les ofrece internet me han dado una cierta perspectiva de las trabas con las que hay que lidiar todos los días, y todas ellas tienen relación con las personas. Por eso el desafío real en las empresas es mucho mayor hacia el interior de la organización que hacia el mundo exterior.

En las relaciones con interlocutores externos, pueden funcionar soluciones centradas en departamentos específicos o incluso buscando ayuda externa, pero hacia el interior eso no funciona. Hacia el interior es necesaria una transformación real de la organización, de una mayoría significativa de los que la componen, un esfuerzo enorme en formación y, sobre todo un claro compromiso de aquéllos a quienes todos miran para saber qué es importante y qué no.

El «social business» real es hacia el interior y, por tanto, es transfomador, y como todo lo que tiene que ver con la empresa, es cuestión de personas y las personas somos las que vamos a decidir cuándo y cómo nuestra organización será definitivamente social.

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