Llevo aquí en EE.UU. ya casi dos meses, y la verdad es que la adaptación ha sido bastante fácil.
A lo mejor es porque es cierto eso que dice alguno por ahí de que Miami no es EE.UU. sino el Tercer Mundo.
Esto no quiere decir que no haya cosas a las que hay que acostumbrarse, y que hacerlo a algunas de ellas me está resultando tan complicado como lo del Euro y la Peseta.
Con este empiezo una serie de posts sobre esas cosillas:
Temperaturas en Farenheit, en lugar de en Centígrados. El agua se congela a 32 y hierve a 212. Cuando mis hijas están a 100 es que tienen unas décimas de fiebre. Y la operación no es fácil: para pasar de Farenheit a Celsius se resta 32 y se divide entre 1,8. Como para hacerlo de cabeza.
Distancia y velocidad en millas y millas por hora (afortunadamente el tiempo sí se mide igual). Una milla son 1609,344 metros.
Pero lo de las medidas de longitud no acaba aquí: una milla tiene 5.280 pies (ni uno más ni uno menos), que son 30,48 centímetros. Tres pies hacen una yarda (91,44 centímetros). El pie tiene doce pulgadas, y cada pulgada son 25,4 milímetros.
¡Con lo fácil que es el sistema métrico decimal!