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Como yo, o contra mí

Texas capitol
Baloo mirando muy atento el Capitolio del estado de Texas.

El otro día durante una reunión de trabajo, de forma casual y jocosa, alguien (creo que incluso fui yo) comentó que deberíamos todos mudarnos a Austin, una ciudad con más historia, más ambiente tecnológico y más vida que Dallas.

De forma inmediata, y dejando el tono jocoso, una de las personas que estaba allí dijo que ella nunca se iría a Austin porque en esa ciudad no hay prácticamente población negra (utilizo esta palabra porque es la que usó ella, no porque haya ningún motivo implícito o explícito que me haga preferirla a «afro-americano», «de color» o a cualquier otra*) y a ella le gusta estar rodeada de gente como ella.

Le respondí que lo que más valoro yo personalmente y lo que más enriquecedor me parece de mi vida casi nómada es precisamente no estar rodeado de gente como yo, pero desde entonces no puedo dejar de dar vueltas al tema, y no termino de ser capaz de sacar conclusiones claras de cada una de las reflexiones que me ha generado.

Por partes:

La percepción

Esta reflexión es la que más me inquieta. He estado unas cuantas veces en Austin. Es ciertamente una ciudad que me gusta. Capital del estado de Texas, cosas que ver, buena oferta gastronómica, no muy grande… Algo muy diferente a lo que uno espera cuando viaja a Texas con la cabeza llena de tópicos de las películas del Oeste.

Sinceramente, cuando he estado allí no he percibido lo que esta compañera describe. Y esto me inquieta por dos motivos:

  • Creo que suelo ser bastante sensible y observador con estos temas, y el hecho de no haberlo percibido me hace cuestionarme si realmente tengo o no esa sensibilidad que creo que tengo. Y lo cierto es que de acuerdo a lo que encuentro del censo de 2010 (un poco antiguo pero es lo que he encontrado rápido) del área metropolitana de Dallas y de Austin, la diferencia es real y significativa.
  • Si hubiera sido al revés (mucha población negra, poca población blanca) ¿lo habría percibido, o me habría pasado lo mismo?

Es cierto que cuando uno va de turista no busca y no ve cosas que cuando va con ojos de residente sí busca y ve, pero aun así me inquieta.

«Gente como yo»

Esta reflexión es la que toca el tema que más me preocupa por lo que supone de comportamientos y actitudes que percibo demasiado generalizados y que ya empezamos a ver como lógicos y naturales.

Esta persona, con «gente como yo» se refería evidentemente a personas con su mismo color de piel.

La verdad es que el primer comentario que me vino a la cabeza cuando lo dijo fue preguntarle si consideraba que yo no era como ella y por qué. No lo hice. No era el lugar ni el momento para una pregunta tan personal con una persona que acababa de conocer pocos minutos antes y que probablemente podía tomarlo como un desafío o incluso un ataque directo.

Soy consciente de que la cuestión racial en EE. UU. es mucho más profunda de lo que podemos percibir quienes no nos hemos criado aquí. Se percibe la diferencia por barrios, por deportes, …, yo diría que hasta por comercios. No es algo de lo que me atreva a opinar a la ligera ni con lo que pretenda frivolizar. Pero no es tanto el constatar que existe esa realidad lo que me llama la atención, sino que sea el primer comentario que surja de forma natural en una conversación como esta. Lo que me llama la atención es que se prime el rechazo al «diferente» frente a otras variables.

Cuando hablamos de «gente como yo» ¿dónde ponemos el elemento diferencial? ¿Dónde ponemos la línea? Ella la puso en el color de la piel. También podría haberla puesto en el género, en la edad, en el nivel social o cultural, en la religión, en el país de nacimiento, en una zona de ese país, en el partido político al que es afín, en su orientación sexual, en la forma de vestir…

Tribus que creamos sobre las que ya hay y barreras que nos ponemos donde no debería haberlas.

Me veo en una sociedad totalmente globalizada que, sin embargo, no solo sigue conservando las divisiones de hace siglos, sino que en muchos casos está levantando divisiones nuevas. Es algo que vemos todos los días en redes sociales, especialmente en Twitter, donde se manifiesta dramáticamente y con toda su crudeza esa polarización del «nosotros» frente al resto, ese rechazo violento al que no es/piensa/siente como yo o aun peor, a quien yo decido que no es/piensa/siente como yo.

Nunca me he visto representado por el «conmigo, o contra mí», y mucho menos por el «como yo, o contra mí».

Y dicho esto, ¿lo veo así porque soy hombre, blanco (aunque sobre esto en EE. UU. se puede discutir mucho), heterosexual, … y esto me ha puesto en una situación de privilegio que me impide tener sensibilidad hacia la protección que supone estar rodeado de quienes comparten lo que me separa del privilegio o me convierte en minoría?

Pues eso, que me cuesta sacar conclusiones.


(*) No me puedo creer que esté escribiendo esta aclaración.

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