Me gusta leer a Seth Godin porque, con bastante frecuencia, logra sorprenderme con la forma que tiene de contar las cosas.
Establece paralelismos que nunca se me habrían ocurrido pero que cuando los veo en su blog me parecen tan obvios que me da rabia que no se me hayan ocurrido a mí.
En esta entrada: «The economics of Christimas lights» dice:
People like the way it feels to live in a community filled with decorated houses. They enjoy the drive or the walk through town, seeing the lights, and they want to be part of it, want to contribute and want to be noticed too.
Y es cierto, punto por punto.
Cuando uno vive en EE.UU. y ve el enorme esfuerzo que hace mucha gente por decorar el exterior de sus casas cuando llegan estas fechas se puede preguntar qué es lo que lleva a esas personas a dedicar tanto tiempo y recursos a algo que no se ve desde dentro de la casa, y esa, en el fondo, es la misma pregunta que otros nos hacen a los que seguimos manteniendo un blog.
Mi respuesta: la misma que da Godin para explicar por qué muchos iluminan sus casas:
- me gusta entrar en la red y ver aportaciones de otros como yo, me enriquece,
- me gusta ser parte de eso,
- quiero contribuir,
- espero un mínimo reconocimiento por parte de esa comunidad.
Muchas más conclusiones saca Godin de esta comparación, yo me quedo con esa.
Usted está reconocido. Se lo digo yo.
Godin es un monstruo de decir mucho con poco. Uno, que es más bien lo contrario, no deja de envidiarle. Pero, al final, cada uno tiene sus inclinaciones y se trata de sacar partido a la fortaleza.
Pero, estoy divagando, volvamos al tema. La cuestión del blog, que sabe que soy fan, hay que verla complementaria a ese otro post que acaba de escribir sobre el uso de las herramientas.
Es decir – y voy a ponerme soberbio -, usar una herramienta como el blog, como tantas otras, no es montarlo, ni siquiera actualizarlo. Es convertirlo en herramienta para pensar, para interactuar, para proyectar, para conocer y para extender. Es decir: una identidad. Si lo pones como marca personal, no es suficiente. Es la herramienta para tejer relaciones y mejorar tu reflexión sobre ti y tu producto. Y eso no se le puede delegar a nadie. Al que lo haga, le hará, ante todo, resiliente le crea un espacio para no depender de un único ingreso, para tener salidas y para reinventarse.