Y como he dicho antes, todos los políticos de este país, desde el primero al último, reciben regalos y sospecho que los del presidente del Gobierno y ministros tienen que ser un poco más grandes y más caros que los de la alcaldesa y los concejales.
Vía elpais.com
No, por favor, señora alcaldesa. No siga confirmando nuestras sospechas.
¿De verdad estas personas viven en una torre de marfil tan alta que no les permite darse cuenta de que estas afirmaciones nos descorazonan a muchos?
En muchas empresas está prohibido aceptar regalos que tengan un valor por encima de lo que se considera «simbólico». También hay muchas en las que los regalos que se pueden aceptar dentro de esos límites deben entregarse a un «fondo» que se sortea entre todos los empleados en Navidad o celebraciones equivalentes.
¿De verdad nos tiene que parecer normal que los políticos, que toman decisiones sobre el dinero de todos los contribuyentes, acepten regalos?
¿Cuál es el motivo de que se hagan esos regalos?
¿Cuál es la razón de que se acepten?
Y luego estos políticos «serios» se asombran de que haya personas tan desencantadas que acaben votando al Partido Pirata.
¡Ah, por cierto! Y si quiere quitarse la duda de la sospecha, que le pregunte a sus compañeros de partido que ya han sido ministros.