Este post de Enrique me genera sentimientos encontrados (como casi todos los suyos sobre estos temas).
Y no porque no esté de acuerdo con el fondo de lo que dice, sino porque sus argumentos no me convencen.
Dice Enrique que
«las descargas P2P se han convertido simplemente en una parte más de Internet, en algo contra lo que resulta absurdo luchar, […]. En lugar de intentar criminalizar un comportamiento socialmente arraigado, […], los políticos deberían preocuparse por estimular a una industria que pretende escudarse en la existencia de dichas plataformas para hacerlas responsables de todos sus males y negarse a evolucionar.»
Pues me temo que no puedo estar de acuerdo con esta afirmación.
¿Y si cambiamos «descargas P2P» por «corrupción» o «soborno» valdría el argumento?
Yo creo que las descargas P2P son técnicamente eficientes, y la industria que las criminaliza debería buscar la manera de sacarles provecho en lugar de criminalizarlas, sobre eso no tengo duda, sería cerrar los ojos a una evolución tecnológica que tiene evidentes aspectos positivos, pero basar la afirmación en el argumento de que todo el mundo lo hace (lo cual no es cierto) y que está socialmente arraigado, llevado a otros temas, resulta cuando menos imprudente, si no absurdo.
Algo no es bueno porque todo el mundo (que me rodea) lo haga.