Un cambio como en el que me veo inmerso duele, lo suponía, pero nunca pensé que tanto.
¿Por qué nadie me ha avisado? He hablado con amigos que han vivido muy recientemente situaciones parecidas, hay personas en mi organización cuyo trabajo es mover a gente de un país a otro y nadie se ha sentado conmigo para ponerme al corriente.
La lista de cosas que hay que tener en cuenta crece de día a día, y, como siempre, lo que depende de uno está controlado (o sabes a quién puedes gritar), pero cuando tienes que ponerte en manos de terceros …
Tengo mis cosas en un barco rumbo a otro país, me he dado de baja de casi todo, he vendido un coche, he puesto sobre aviso al colegio de mis hijas, las están esperando en otro colegio nuevo, mi mujer ya tiene fecha de salida de su trabajo, …, y todavía no sabemos cuándo tendremos el visado porque quienes tienen que gestionar la presentación de la solicitud lo están tramitando a un ritmo diferente al que estoy imprimiendo yo a mis cosas, y eso que yo he adaptado el ritmo a la información que me han dado esas personas.
Ya tengo casa, tengo hasta fecha para ir a comprar los muebles y poner la casa en marcha, pero no puedo saber cuándo nos vamos a trasladar a esa nueva casa.
Al final es como cualquier proyecto de trabajo, el único problema es que éste afecta tanto personalmente que uno se olvida de que tiene que llevar un seguimiento profesional de «su» proyecto y controlar a los colaboradores exactamente igual que en cualquier otro.
Se sufre, lo aseguro, y si quien lea esto conoce a alguien que pueda estar en algún momento en una situación parecida, que se lo diga.