Cada vez lo tenemos más presente en las conversaciones.
Empieza a haber quien habla de la necesidad de la necesidad de limitar (o incluso prohibir) el uso de móviles (y otros dispositivos conectados) en las reuniones. Restaurantes que prohiben el uso de móviles, grupos de amigos que se apuntan al juego de «quien mire el móvil paga la cena», …
Personalmente creo que debo limitar el tiempo que dedico a mirar a la pantalla del móvil, aunque creo que aun me queda para tener un nivel de dependencia similar al de un adolescente medio o al de esos a los que frecuentemente veo usando aplicaciones de mensajería en los aviones durante el despegue y el aterrizaje cuando ya se tiene cobertura.
De hecho sigo apagando (no poniendo en modo vuelo, apagando) el móvil en los aviones y estoy empezando a desconectar la wifi del portátil en las reuniones.
Y luego viene Tim Cook, que debe a los móviles gran parte del éxito de la empresa que dirige y nos dice esto:
If you’re looking at your phone more than you’re looking at people’s eyes, you’re doing the wrong thing.
The Verge: Tim Cook says tech needs to be regulated or it could cause ‘great damage to society’
Y es cierto. Lamentablemente es cierto. Y es terrible que nos lo tengan que recordar.
Hace once años Wall-e nos pareció una fábula futurista. A la vista de dónde estamos, empiezo más a verlo como una premonición.