En 1876 don Benito Pérez Galdós publicó La segunda casaca, tercer episodio de la segunda serie de los Episodios Nacionales.
En él cuenta los acontecimientos de la historia de España entre los años 1819 y 1820 que llevaron al alzamiento de Riego y a la jura de la Constitución de 1812 por Fernando VII. Nos habla de una España absolutista desde los ojos de un personaje que crece política y socialmente medrando, haciendo y cobrando favores en los vericuetos de la administración. Una cruda descripción del tristemente famoso «¿qué hay de lo mío?».
A la vista de los acontecimientos políticos y sociales que estamos viviendo en España a mitad de la segunda década del siglo XXI me pregunto si no llevamos (al menos) 200 años conviviendo con los mismos problemas.
Destaco unos párrafos de la obra de don Benito:
Esto es un conjunto tan horrible de ignorancia, de mala fe, de corrupción, de debilidad, que recelo que esté el mal demasiado hondo, para que lo puedan remediar los revolucionarios.
Aquí están tan bien dispuestas las cosas y tan bien equiponderadas las fuerzas sociales, que cuando estalla un pronunciamiento, el Gobierno no tiene que hacer más que cruzarse de brazos y dejar a los revolucionarios entregados a su tontería y frivolidad, que es su muerte y nuestra venganza.
Ponga usted la mano sobre el corazón, y dígame si el gobierno y la administración de nuestro país no exigen pronta y radical reforma.
Cuando lo estaba leyendo casi podía poner cara y nombres contemporáneos a cada una de estas reflexiones y, aunque al principio confieso que me hizo hasta gracia, después me sentí profundamente desazonado.
Y es que aunque no esté claro si lo dijo Cicerón, Nicolás Avellaneda o Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás (alias George Santayana), lo que parece indiscutible es que
Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
Claro, que para olvidar la historia, primero hay que haberla conocido.
Y así andamos, repitiendo. Por olvido o desconocimiento, pero repitiendo.