Cuatro años han pasado de esta conversación en Twitter entre Antonio Domingo y Dioni Nespral, y cuatro también por tanto de que yo diera mi opinión en estos cuatro párrafos.
Cuatro en los que parece que la única diferencia que ha habido es que parece que muchos se han puesto de acuerdo para animarnos a votar, y que han aparecido en la escena política nuevos jugadores que en poco tiempo han sido capaces de captar un número muy significativo de votos, en una parte significativa de los vecinos europeos por un lado del espectro político, y en España por el otro.
Y yo creo que antes o después tenía que pasar. Los «partidos tradicionales» cada vez están más lejos de lo que pasa en la calle y más centrados en sus intrigas internas y su «qué hay de lo mío», así que los nuevos que llegan haciéndose eco de lo que preocupa de verdad a la gente, se acaban llevando el gato a agua.
¿Que lo que proponen es imposible de llevar a cabo porque los números no salen? ¿Que tienen que cambiar de opinión a medio camino porque han hablado sin pensar que iban a llegar donde han llegado? ¿Que hay demagogia y populismo? Muchos hay que piensan que eso también lo hacen «los otros» y nadie se ha rasgado las vestiduras hasta ahora. Cada vez el voto cautivo de la edad de los que vivieron conscientemente «las dos Españas» hasta la Transición pesa menos, cada vez el del más joven que no tiene esos condicionantes pesa más.
Mientras «los de siempre» no entiendan que tienen que enfrentarse a ofrecer soluciones de verdad a lo que quieren los votantes, esto irá a más. Y no, no va de, por ejemplo, un «giro a la izquierda» desde el despacho y el escaño. Va de salir de allí, a ser posible sin coche oficial, andar por la calle, escuchar los problemas reales de la gente, dialogar con ellos, proponer soluciones que les satisfagan y salir a dar la cara de lo que se ha hecho y de sus consecuencias. Hablar con la gente que está sin trabajo, que está perdiendo sus casas, los que ven cómo se arruinan sus negocios por falta de crédito, porque la Administración tarda meses y meses en pagar facturas pero cobra los impuestos por adelantado, por regulaciones absurdas o por competencia desleal, los que no pueden llevar a sus hijos a esos colegios y guarderías públicos que pagan con sus impuestos, los que han tenido que salir fuera de España (y a quienes piden el voto) y ya no tienen acceso a la Sanidad pública… Mientras esto no se haga subirán las alternativas por muy inconsistentes y demagógicas que sean.