Como profesor de secundaria recién jubilado creo que son las siguientes:
- unos planes de estudios y unas leyes educativas que no favorecen la cultura del esfuerzo.
- El permisivismo de los padres, que educan a sus hijos desde pequeños sin sentido del límite y consintiéndoles todos los caprichos, lo cual tampoco les capacita demasiado para hacer las cosas que cuestan y superar dificultades.
- La falta de autoridad de los profesores, que se sienten poco apoyados por la Administración, y con frecuencia desautorizados por los padres a la hora de exigir y poner correctivos.
- Una política educativa con pretensiones de progresismo, cuyos esfuerzos han ido orientados a primar la igualdad sobre la búsqueda de la excelencia.
Vía elpais.com
Alto y claro.