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Desvergüenza, dejación e impunidad

El otro día fui testigo de algo que me hizo pensar en cómo estamos educando a nuestros hijos.

Vi cómo un coche aparcaba en un paso de peatones (teniendo toda la calle vacía ¡toda!) por el mero hecho de que el paso de peatones estaba a la puerta del lugar donde iba.

Lo hizo con toda la desvergüenza del mundo diez metros delante de un furgón de la Policía Municipal. El coche estuvo ahí aparcado varias horas.

Uno de los policías municipales ocupantes de ese furgón, perfectamente uniformado, fue testigo de la maniobra, miró de reojo, se dio media vuelta y, en un alarde de absoluta dejación del ejercicio de su autoridad, se dedicó a otros menesteres y posteriormente se marchó mientras el coche seguía aún allí aparcado.

Ya puedo yo decirle a mis hijas que hay unas normas, que hay que cumplirlas porque garantizan la convivencia, que hay personas e instituciones cuyo deber es hacerlas cumplir y que hay que respetar a esas personas e instituciones, pero si en el día a día les llegan este tipo de mensajes en los que lo normal es saltarse las normas y ven que los encargados de hacerlas cumplir no actúan ¿cómo puedo luego pedirles un comportamiento civilizado y un respeto a la autoridad?

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